Expuesto ante Dios
Bienvenidos nuevamente a Volver a Empezar, un espacio donde reflexionamos juntos sobre la vida, la fe, y la Palabra de Dios. Hoy quiero hablarte de algo profundo, algo que muchas veces evitamos o no pensamos con frecuencia: el hecho de estar expuestos ante Dios. No hablo solo de nuestras acciones públicas o de los momentos en que sabemos que estamos haciendo algo mal o bien. Hablo de lo que somos por dentro, de ese lugar donde solo nosotros creemos que llegamos, pero que en realidad, está siempre visible ante los ojos de Dios.
¿Te has detenido a pensar en cuántas veces actúas como si estuvieras oculto, como si nadie te viera realmente? Tal vez sea en esos momentos de duda, de temor, o de incertidumbre, donde sientes que todo lo que piensas o haces queda en la intimidad de tu ser. Sin embargo, la verdad es que estamos siempre expuestos, no solo ante el mundo, sino ante nuestro Creador. Dios nos ve, no como un juez, sino como un Padre que nos conoce profundamente.
En lo cotidiano, cada día llevamos una mezcla de responsabilidades, pensamientos, emociones, y decisiones. A veces, nos sentimos presionados por nuestras circunstancias, y otras, simplemente dejamos que la vida fluya. Pero en cada momento, tanto en los más espirituales como en los más comunes, estamos expuestos ante Dios. Él no solo conoce lo que hacemos, sino lo que sentimos en lo más íntimo de nuestro corazón.
La Biblia nos recuerda esto claramente. En Hebreos 4:13, se nos dice: "Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de Él; todo está descubierto y expuesto ante sus ojos, y somos responsables ante Él." Esta realidad puede parecer abrumadora, pero también es liberadora. Porque estar expuestos ante Dios no significa estar en juicio constante. Al contrario, es un recordatorio de que no hay nada que tengamos que esconderle a nuestro Padre Celestial, quien nos ama a pesar de nuestras fallas.
Al vivir conscientes de esta exposición, aprendemos a ser más honestos con nosotros mismos y con Dios. En los momentos de debilidad, cuando sentimos que no podemos más, es cuando más podemos descansar en Su gracia. Como nos dice 2 Corintios 12:9: "Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad." Dios no está buscando perfección en nosotros; Él busca un corazón dispuesto a abrirse ante Él, con todas sus imperfecciones, y a confiar en Su fortaleza.
Una vida expuesta: autenticidad y libertad
Vivimos en un mundo donde muchas veces tratamos de construir una imagen perfecta, ante los demás y, a veces, hasta ante nosotros mismos. Pero Dios no nos pide perfección externa, sino que seamos auténticos, que vivamos con la conciencia de que no hay parte de nuestra vida que Él no conozca. En la oración secreta, en el llanto silencioso, en las alegrías no compartidas, en las dudas que callamos, Dios está ahí. Y esa presencia no es para juzgar, sino para acompañar y guiar.
El Salmo 139:1 nos dice: "Señor, tú me examinas, tú me conoces." ¡Qué paz tan grande saber que, aunque a veces nosotros mismos no entendamos lo que sentimos o lo que hacemos, Dios sí lo hace! Y no solo lo entiende, sino que también nos extiende Su mano, nos ofrece Su amor incondicional, aun cuando nos sentimos débiles o perdidos.
En definitiva debemos saber que Al final del día, lo que más importa es que Dios ya nos conoce tal como somos. No necesitamos pretender, ni ocultar lo que sentimos. Al estar expuestos ante Él, encontramos libertad, no en nuestra perfección, sino en Su gracia. Podemos vivir confiados, sabiendo que nuestro Padre celestial nos ve con ojos de amor y nos guía en cada paso que damos.
Así que te invito a que hoy te abras completamente ante Dios. No temas mostrarle tu debilidad, tus dudas, o tus fallas. Porque es precisamente en ese espacio de vulnerabilidad donde Su poder se perfecciona y donde Su amor nos transforma.
Que podamos decir como el salmista: "Tú me examinas y me conoces." Vivamos cada día expuestos ante Dios, con la certeza de que, al hacerlo, nos encontramos más cerca de Su amor y Su propósito.
Yo Soy ROSA LINDA VILORIA …🌹
Hasta la próxima semana bendiciones.
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