TOMAR LA CRUZ



Bienvenidos a Volver a Empezar . Hoy quiero hablarles desde el corazón, porque este mensaje es tan real y desafiante para mí como lo es para cada uno de ustedes. Hace un tiempo, me encontré en uno de esos momentos en los que sentí el peso de mis luchas, de mis errores, de las cosas que quería cambiar en mí y no sabía cómo. Fue entonces cuando recordé esas palabras de Jesús: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lucas 9:23). Y me pregunté, ¿cómo sería realmente tomar la cruz?

Entendí que tomar la cruz no es algo fácil ni cómodo; es dejar el miedo atrás, soltar lo que nos retiene y decirle a Dios: “Aquí estoy, dispuesto a seguirte, aunque el camino sea difícil, aunque tenga que soltar mi propio orgullo y confiar en Tus manos” . He aprendido que cada vez que tomo la cruz, el peso se vuelve más liviano, porque no hay camino solo. En cada paso, siento que Dios me sostiene, y ese acto de cargar la cruz se convierte en una fuente de paz y fortaleza que nunca imaginé.

Así que hoy quiero invitarte a vivir esta experiencia conmigo. Vamos a descubrir juntos que, aunque el camino a veces parece oscuro o lleno de desafíos, el acto de tomar la cruz es el mayor acto de amor y fe que podemos hacer. Es un recordatorio de que, aunque caigamos, siempre tenemos la oportunidad de levantarnos y volver a empezar , porque en ese sacrificio encontramos la verdadera libertad y propósito que Dios nos ofrece.

¿Qué significa realmente tomar la cruz? ¿Es solo un acto simbólico, o es una acción que exige entrega y transformación? Podrías incluir una cita bíblica, como Lucas 9:23: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame”


¿Qué implica tomar la cruz?

Tomar la cruz es una decisión profunda y desafiante que implica mucho más que enfrentar las dificultades de la vida; es una entrega sincera y completa al llamado de Jesús. En esencia, tomar la cruz significa adoptar un compromiso diario con la fe, aceptar el sacrificio y vivir una vida guiada por el amor y la obediencia a Dios. Aquí tienes algunos aspectos que esta acción implica:

  1. Negarse a sí mismo
    Tomar la cruz requiere dejar a un lado nuestros propios deseos, egos y la necesidad de control para poner nuestra confianza en Dios. Es un acto de humildad y dependencia, donde decidimos priorizar los valores del Reino de Dios sobre nuestras propias metas personales. Negarse a uno mismo no significa perder nuestra identidad, sino transformarla en una nueva vida guiada por el amor y la voluntad de Dios.

  2. Aceptar el sacrificio y el compromiso
    Al tomar la cruz, aceptamos que la vida cristiana conlleva sacrificios. En ocasiones, este compromiso nos lleva a momentos de prueba o decisiones difíciles, pero a través de esos desafíos, crecemos y fortalecemos nuestra fe. Jesús mostró este camino de sacrificio, y al seguirlo, entendemos que cada acto de renuncia es una oportunidad para ser moldeados a Su imagen.

  3. Perseverancia y paciencia en los tiempos difíciles
    La cruz no es una carga ligera, y el camino no siempre es fácil. Tomar la cruz significa caminar con perseverancia, incluso cuando el camino es incierto o cuando enfrentamos obstáculos. En cada paso, Dios nos enseña a ser pacientes, a confiar en Su plan ya encontrar a consuelo en Su presencia. Este acto de tomar la cruz también nos permite ver nuestras dificultades desde una perspectiva eterna, confiando en que nuestros desafíos tienen un propósito mayor.

  4. Seguir el ejemplo de Jesús en amor y servicio
    . La cruz es el emblema del amor y la redención. Al tomarla, nos comprometemos a vivir en amor, a buscar el bien de los demás ya ser una extensión del amor de Dios en el mundo. Tomar la cruz también significa ser fieles embajadores de Cristo, representando su carácter a través de actos de bondad, perdón y servicio a los demás.

  5. Vivir en esperanza y confianza
    Tomar la cruz significa que, aunque el camino pueda estar lleno de sacrificios, tenemos la promesa de que Dios camina a nuestro lado. Es un acto de esperanza, de saber que cualquier pérdida o sacrificio que hagamos aquí no es en vano. La cruz nos recuerda que nuestra vida tiene un propósito eterno y que al final de este camino hay una recompensa y una paz que sobrepasan toda comprensión.

El proceso de tomar la cruz también incluye pruebas y momentos difíciles. Podrías citar 1 Pedro 4:12-13, donde Pedro anima a los cristianos a no extrañarse de las pruebas, sino a verlas como una oportunidad de compartir en el sufrimiento de Cristo.Las pruebas y la perseverancia son dos aspectos fundamentales en la vida de fe. Las pruebas, aunque a menudo difíciles, son oportunidades que nos permiten crecer y profundizar nuestra confianza en Dios. La perseverancia, por su parte, es la constancia y la firmeza que mostramos al permanecer fieles, incluso en momentos de gran dificultad. Aquí tienes algunos puntos sobre cómo las pruebas y la perseverancia actúan en nuestras vidas y nos fortalecen espiritualmente:

  1. Las pruebas nos purifican y fortalecen
    En medio de las pruebas, Dios actúa como un refinador, purificando nuestro corazón y fortaleciendo nuestro carácter. Así como el oro pasa por el fuego para ser purificado, nosotros también pasamos por momentos difíciles para dejar atrás lo que no necesitamos y ser transformados. En Santiago 1:2-4, se nos anima: "Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna."

  2. La perseverancia desarrolla nuestro carácter.
    La perseverancia no solo nos permite soportar el dolor, sino que nos moldea. Cada vez que elegimos seguir confiando en Dios, nos volvemos más fuertes, desarrollamos paciencia, y somos transformados poco a poco en la persona que Él desea que seamos. Pablo habla de esto en Romanos 5:3-4, donde dice que “la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.” A través de la perseverancia, construimos un carácter sólido y lleno de esperanza.

  3. Recordatorio de nuestra dependencia de Dios
    Las pruebas nos recuerdan nuestra necesidad de depender de Dios. En los momentos de mayor dificultad, cuando sentimos que nuestras fuerzas no son suficientes, aprendemos a acudir a Él en oración ya confiar plenamente en Su poder y Su ayuda. La perseverancia nace de reconocer que, aunque no siempre cambiar las circunstancias, Dios camina con nosotros y Su gracia nos sostiene.

  4. Aumento de nuestra fe
    Cada prueba superada con perseverancia es un testimonio de que Dios es fiel. Al mirar hacia atrás y ver cómo Él ha obrado en nuestras vidas, nuestra fe crece, y esto nos prepara para enfrentar futuras dificultades con mayor confianza y esperanza. Cada victoria en la prueba nos da una fe renovada y más fuerte, recordándonos que Dios es quien nos capacita para perseverar.

  5. Recompensa y crecimiento espiritual
    La Biblia promete una recompensa para quienes perseveran. En Santiago 1:12 leemos: “Bienaventurado el hombre que soportó la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.” La perseverancia nos acerca al corazón de Dios y nos permite vivir en Su paz, independientemente de lo que suceda a nuestro alrededor.

  6. Inspiración y ejemplo para los demás.
    Al perseverar en medio de las pruebas, nos convertimos en un testimonio vivo para quienes nos rodean. Nuestra capacidad de mantener la fe, la paz y la esperanza incluso en tiempos difíciles puede inspirar a otros a encontrar fortaleza en Dios. Jesús mismo nos mostró la importancia de la perseverancia al enfrentar Su propio sufrimiento en la cruz, dándonos un ejemplo perfecto de entrega y fidelidad.

La perseverancia en las pruebas nos lleva a una fe más profunda ya una relación más íntima con Dios. Nos recuerda que no caminamos solos, que cada paso en la dificultad tiene un propósito, y que Dios utiliza cada una de estas experiencias para moldearnos y acercarnos a Él. A través de las pruebas, aprendemos que la fidelidad de Dios nunca falla, y eso nos motiva a permanecer firmes y llenos de esperanza.


La recompensa de la fidelidad a Dios es una de las promesas más hermosas y profundas que encontramos en la vida cristiana. Ser fiel significa mantenerse firme en la fe, en las promesas de Dios y en Su voluntad, aún cuando enfrentamos desafíos, pruebas o momentos de incertidumbre. Aquí tienes algunos aspectos de la recompensa de la fidelidad:

  1. Paz y gozo en medio de las pruebas
    La fidelidad a Dios nos otorga una paz interna que va más allá de las circunstancias. Al ser fieles, experimentamos una sensación de gozo y serenidad que no depende de lo que esté sucediendo a nuestro alrededor, sino de la presencia de Dios en nuestras vidas. Esta paz, descrita en Filipenses 4:7 como “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”, es una recompensa espiritual que nos fortalece y nos sostiene.

  2. Intimidad y cercanía con Dios
    Cuando caminamos en fidelidad, nuestra relación con Dios se profundiza. Cada acto de obediencia y cada paso de fe nos acercan más a Su corazón. La Biblia nos muestra que aquellos que fueron fieles, como David, José y Daniel, vivieron experiencias personales y únicas con Dios. La fidelidad nos permite conocerlo de una manera más íntima y entender Su amor y Su propósito para nosotros.

  3. Fortaleza para vencer las pruebas
    Dios recompense nuestra fidelidad dándonos fuerza y ​​capacidad para enfrentar los desafíos de la vida. La promesa de Isaías 41:10, “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” , es una muestra de que cuando somos fieles, Él está con nosotros en cada batalla, dándonos las herramientas necesarias para superarla.

  4. Un carácter transformado
    Ser fieles en los pequeños y grandes momentos de la vida moldea nuestro carácter a la imagen de Cristo. A través de la fidelidad, Dios transforma nuestro corazón, fortaleciéndonos en paciencia, humildad y amor. Este cambio interno es una recompensa invaluable, ya que nos permite reflejar el carácter de Dios a quienes nos rodean y nos ayuda a vivir una vida más plena y auténtica.

  5. La promesa de vida eterna
    La recompensa definitiva de la fidelidad es la vida eterna. Jesús nos promete“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” . Esta vida eterna no solo se refiere al tiempo después de esta vida, sino que también podemos empezar a experimentar la plenitud y el gozo de Su presencia aquí y ahora.

  6. Cumplimiento de las promesas de Dios
    A lo largo de la Biblia, Dios nos muestra que Él es fiel a quienes le son fieles. Cada paso de obediencia y confianza en Él abre puertas para que Sus promesas se cumplan en nuestras vidas. Cuando permanecemos firmes, Él se revela en nuestros caminos, cumpliendo Sus planos en nosotros de maneras que quizás no habríamos imaginado.

Ser fiel a Dios no significa que nunca enfrentaremos dificultades, pero sí significa que tendremos la seguridad de Su presencia y Su ayuda en cada paso. La fidelidad trae consigo una recompensa que transforma no solo nuestras vidas, sino también nuestras relaciones y nuestro propósito, brindándonos una paz y un gozo que solo pueden encontrarse en Él.


.Tomar la cruz es una de las invitaciones más desafiantes y, a la vez, más profundas que Jesús nos hace. Nos llama a una vida de amor, sacrificio y entrega, pero no por obligación ni por miedo, sino como un acto de amor y de fe profunda. La cruz no es simplemente un peso que cargamos; es un símbolo de la entrega total de nuestro corazón, nuestra voluntad, y nuestros deseos en las manos de Aquel que nos ama sin medida.

Cada sacrificio que hacemos, cada vez que elegimos el amor por encima del egoísmo, la paz por encima del orgullo, y el perdón por encima del resentimiento, estamos tomando nuestra cruz. Estamos eligiendo vivir una vida que honra a Dios y que refleja Su carácter en nosotros. Este sacrificio se convierte en una fuente de vida y gozo, pues al rendirnos ante Él, descubrimos una paz que va más allá de lo que este mundo puede ofrecer.

En Volver a Empezar , nuestro compromiso es seguir creciendo en esta fe, apoyarnos unos a otros, y caminar juntos en este camino de sacrificio y amor. Cada día, Dios nos llama a empezar de nuevo, a tomar la cruz en nuestras vidas ya seguir adelante con confianza, sabiendo que Él está con nosotros.

Te invita a reflexionar hoy: ¿cómo puedes llevar la cruz en tu vida diaria? ¿Cómo puedes demostrar ese amor sacrificial que Jesús nos enseñó? Al tomar tu cruz, descubre el poder transformador que tiene una vida rendida en Sus manos. Vivir una vida que honra a Dios es la mejor forma de tomar la cruz y ser testigos de Su amor, un amor que nunca falla y que siempre renueva nuestro propósito.

Yo soy Rosa Linda Viloria 🌹……..

Dios te bendiga hasta la próxima semana..


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